La apuesta generalizada para contener la velocidad de los contagios del COVID-19 en México fue apostarle al confinamiento, llevando […]
La apuesta generalizada para contener la velocidad de los contagios del COVID-19 en México fue apostarle al confinamiento, llevando consigo un aislamiento social, siendo que somos seres sociales y que tarde o temprano, esa necesidad habría que satisfacerse de alguna forma.
Muchos fueron los esfuerzos por invitarnos a quedarnos en casa, a salir solamente a lo necesario, siempre con el uso de un cubrebocas, el gel, o guardando sana distancia. Las advertencias de que estas medidas ocasionarían eran claras, un deterioro de la economía, que mucho depende de la informalidad y del sustento día con día en este país.
La situación en salud en la Comarca Lagunera es hoy complicada, de no ser porque se han habilitado más camas COVID, hoy tendríamos completamente saturados los servicios hospitalarios, tanto públicos, como privados y no habría espacio para atender a más pacientes que requieran hospitalización, ya ni pensar en un respirador.
La reactivación económica, la apertura de giros tanto esenciales como no esenciales iban a traer consigo una escalada de contagios, eso no era un secreto, lo estamos viviendo ahora, pero seguimos siendo testigos de muchas personas, de comercios, y de comunidades que no manifiestan el mínimo respecto o acato de las medidas sanitarias que han impuesto en base a decretos en ambos estados.
Continuamos viendo reuniones sociales y aglomeraciones de gentes en lugares de ocio. No nos oponemos a la reactivación económica, pero si a la responsabilidad que se contrae por parte de las autoridades y más importante aún, por parte de los ciudadanos. ¿Qué nos tiene que suceder para que nos caiga el veinte? Nuestro circulo de conocidos positivos cada vez es más estrecho y lo seguirá siendo.
Solo los ciudadanos modelo, aquellos que cumplen a cabalidad con sus obligaciones, pueden contener esta crisis de contagios y evitar el colapso de los hospitales. Estamos a tiempo de imponer sanciones en caso de desacato injustificado, que pudiera ser desde una advertencia verbal (que parece que no ha funcionado), hasta una multa económica y el arresto. Estas atribuciones pueden establecerse a los policías y a los gobiernos de cada ayuntamiento. A favor por el estricto respeto a los derechos humanos, pero no por encima de los humanos derechos.
Somos un proyecto del Consejo Cívico de las Instituciones, A.C. que promueve el análisis y la evaluación de indicadores técnicos y de percepción ciudadana que permitan incidir en mejores políticas públicas y mejorar la calidad de vida de la Laguna.