La teoría aristotélica de la justicia nos dice que aquel que atenta contra la igualdad es injusto. Ciertamente cuando […]
La teoría aristotélica de la justicia nos dice que aquel que atenta contra la igualdad es injusto. Ciertamente cuando se rompe ese equilibrio, nos convertimos en una sociedad dividida, fragmentada y desgraciadamente violenta.
En México, es visible esta polarización, los discursos nos han llevado a estar totalmente en lados opuestos, donde no vemos luz, sino oscuridad, donde no vemos espacios de encuentro, si no de desencuentro. Esto, tiene costos muy elevados para nuestra sociedad. Los datos oficiales, dejan ver un deterioro de la seguridad en ya más de una década.
Tan solo en los últimos tres años, se han cometido más de 100 mil homicidios, y aunque estas cifras hay quienes aún las desestiman, no hacen distinción de clases, ya que igual las víctimas son civiles armados o sicarios, también suelen ser gobernantes en funciones, periodistas, candidatos a un puesto de elección popular o miembros de partidos políticos, también policías, militares, menores de edad y mujeres.
Esta violencia, que alcanza valores fuera de toda proporción, equivale a que, por cada cien mil habitantes, ocurren 25 asesinatos, esto es, cuatro veces más que la tasa mundial. Estos niveles de violencia han generado más de 350 mil desplazados internos, más de 90 mil personas desparecidas, y poco más de 4 mil fosas clandestinas.
También la desigualdad es evidente, México forma parte del 25% de los países con mayores niveles de desigualdad, es decir, no estamos avanzando realmente en reducir estas diferencias, al contrario, hay más brechas en pobreza, en educación, en acceso a la salud y vivienda. Lo peor de todo, es que parece esto no tener freno, al contrario, aquellos que atentan contra la legalidad, que desafían al Estado, que promueven actividades ilícitas siguen fortaleciéndose.
La estrategia nacional de seguridad no parece estar dando resultado, los estados y municipios hacen lo que pueden con lo que tienen y requieren si o si del apoyo y coordinación de las fuerzas del orden federal. Esta crisis de seguridad no puede seguir, es urgente ponerle fin al ciclo de violencia, y empezar a construir ciclos de paz. Ya decía Savater, la educación es la única posibilidad de una revolución no violenta, apoyándonos en nuestra cultura y nuestros valores.
Somos un proyecto del Consejo Cívico de las Instituciones, A.C. que promueve el análisis y la evaluación de indicadores técnicos y de percepción ciudadana que permitan incidir en mejores políticas públicas y mejorar la calidad de vida de la Laguna.