En los últimos años, el término cártel ha permeado el lenguaje cotidiano con una ligereza bastante preocupante. El término se asocia principalmente […]
En los últimos años, el término cártel ha permeado el lenguaje cotidiano con una ligereza bastante preocupante. El término se asocia principalmente con organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico, pero su estructura, alcance y actividades han evolucionado hacia un modelo diversificado.
Lo escuchamos en contextos tan diversos como el "cártel inmobiliario, el cártel sindical, el cártel del huachicol, el de la tala ilegal“ entre otros. Si bien puede parecer un simple recurso retórico para denunciar abusos y corrupción, su uso indiscriminado trivializa un concepto asociado históricamente al crimen organizado, a la violencia y a la ausencia del estado de derecho.
Cuando cualquier estructura de poder legítima o ilegítima es etiquetada como cártel, se diluye la gravedad de lo que realmente representan los cárteles criminales: organizaciones que siembran terror, corrupción y muerte. El riesgo de esta normalización es seria y grave, sobre todo para las nuevas generaciones, especialmente aquellos en contextos vulnerables, sin un claro proyecto de vida.
México, enfrenta una crisis de violencia donde miles de jóvenes son víctimas o reclutados por el crimen organizado, banalizar términos como este no solo distorsiona la percepción de la ilegalidad, sino que puede contribuir a que las nuevas generaciones vean estas estructuras como opciones viables ante la falta de oportunidades.
Cuando el lenguaje se vuelve complaciente, la sociedad pierde capacidad de indignación. Es crucial, llamar cártel solo a lo que realmente lo es y no a cualquier práctica abusiva, es un primer paso para no normalizar la violencia. México ya no solo enfrenta cárteles de drogas, sino megacorporaciones criminales con múltiples negocios, infiltración en instituciones y control social.
Esta complejidad exige estrategias de seguridad más sofisticadas, ya que el problema va más allá del narcotráfico tradicional. Los medios, la iniciativa privada, la academia y la sociedad debemos ser cuidadosos con el lenguaje, porque con él se construyen realidades, y en un país donde el crimen organizado sigue cobrando vidas, no hay espacio para eufemismos.
Somos un proyecto del Consejo Cívico de las Instituciones, A.C. que promueve el análisis y la evaluación de indicadores técnicos y de percepción ciudadana que permitan incidir en mejores políticas públicas y mejorar la calidad de vida de la Laguna.