Hace unos días, mi equipo y yo nos adentramos en el corazón de algunas escuelas públicas, solo para encontrarnos […]
Hace unos días, mi equipo y yo nos adentramos en el corazón de algunas escuelas públicas, solo para encontrarnos con una realidad tan desoladora como el desierto al mediodía. Imaginen intentar aprender matemáticas, ciencia o español bajo el sofocante calor de nuestra región, sin la posibilidad de refrescarse adecuadamente, sin un lugar limpio y digno para sus necesidades básicas. ¿Será que este escenario desalentador desmotiva a los estudiantes y siembra en ellos la idea de que su educación, y por ende su futuro, no es una prioridad?
Si echamos un ojo a las finanzas públicas, para este año la Secretaría de Educación Pública (SEP) tiene presupuestado ejercer $439,018 millones de pesos, de los cuales solamente $1,833 millones (0.4% del total) serán para inversión pública y compra de mobiliario, mientras que para la nómina se le destinará 8 de cada 10 pesos.
La falta de recursos es la causa principal de que muchas escuelas carezcan de servicios básicos esenciales. Según la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu), 26,463 escuelas operaron sin electricidad, 56,109 no tenían acceso a agua potable, 43,558 carecían de lavamanos y 5,950 no contaban con sanitarios. Estas deficiencias no solo son una falta de respeto a la dignidad de nuestros estudiantes, sino que también afectan gravemente su rendimiento escolar.
Lamentablemente medir el desempeño educativo de los jóvenes se ha vuelto una tarea casi imposible. No existen pruebas actuales que permitan evaluar de manera precisa y justa su progreso. Sin embargo, no debemos olvidar los resultados nacionales de las pruebas PLANEA que mostraron una realidad preocupante, en dónde 6 de cada 10 estudiantes de educación pública reprobaron la parte de matemáticas, mientras que en las escuelas privadas únicamente 4 de cada 10 lo hacen.
Estos datos no solo exponen la cruda realidad en la que vivimos, sino que claman desesperadamente por una reestructuración urgente del sistema educativo público y una distribución más justa del presupuesto. No podemos permitir que la falta de servicios básicos continúe poniendo en peligro el futuro de nuestras niñas, niños y adolescentes.
Somos un proyecto del Consejo Cívico de las Instituciones, A.C. que promueve el análisis y la evaluación de indicadores técnicos y de percepción ciudadana que permitan incidir en mejores políticas públicas y mejorar la calidad de vida de la Laguna.